Estos días parece que todo el mundo es español hasta la médula. Se pueden ver banderas por todos los edificios. No recuerdo ningún mundial seguido y celebrado con tanta pasión. Pasión excesiva diría yo, porque parece que el mundo tiene que pararse cada vez que LA ROJA se la juega. No me hace falta ver la tele para saber cuando marca España, el griterío y los aplausos se oyen quieras o no. A ver, que como españolito que se precie prefiero que gane nuestra selección a cualquier otra, pero es que todo esto me parece excesivo. Me estoy empezando a plantear si la publicidad que se le está dando a LA ROJA puede considerarse subliminal. Aunque el hecho de considerarla subliminal sería porque se tratara de una publicidad oculta, de la que es difícil darse cuenta, y la verdad es que este no es el caso porque radio,tv y prensa no se cansan de darle bombo al asunto. Y tengo que reconocer que está dando sus frutos. Me cuesta encontrar alguien que no siga el mundial. Seré un bicho raro por no preocuparme de estas cosas, pero es que considero mi vida lo suficientemente interesante como para tener que paralizarla cada vez que LA ROJA se la juega.
